Sanidad Interior: ¿Liberación divina o Engaño Demoníaco?

Sanidad Interior: ¿Liberación divina o Engaño Demoníaco?

La falsedad de la Sanidad Interior

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SANIDAD INTERIOR: ¿LIBERACIÓN DIVINA O ENGAÑO DEMONÍACO?

La expresión «sanadores interiores» utilizada en varias partes de este artículo, proviene de la expresión original «inner healers», y significa precisamente eso. Aunque no sea común su uso en el español, preferimos traducirla en forma textual por no encontrar un equivalente apropiado en dicho idioma.]

La sanidad interior es un proceso experimentado por un individuo con el fin de transformar los efectos del pasado en el presente. La sanidad interior implica encontrar dolorosos recuerdos de traumas sufridos en la niñez que supuestamente están enterrados en el inconsciente. El «sanador interior» guía a las personas a que revivan y recreen eventos del pasado imaginando la presencia de Jesús o de alguna otra figura significativa de la fe. Consiste en volver a vivir el pasado del individuo en su imaginación. Al reemplazar el recuerdo pasado con uno nuevo, se alega que el dolor de antaño es sanado y uno queda supuestamente libre de las garras del pasado.

Individuos Implicados

Agnes Sanford fue quien concibió el movimiento de sanidad interior, y directa o indirectamente mentoreó a muchos otros. Los seguidores más populares de Sanford son Ruth Carter Stapleton, John y Paula Sandford (quienes no tienen parentesco con Agnes), Dennis y Rita Bennett, Francis MacNutt, Morton Kelsey, Richard Foster, David Seamonds y John Wimber. Aunque algunos de sus promotores ya han muerto, sus libros, que vendieron millones de copias, todavía son una poderosa influencia en este movimiento. Es más, estos individuos han impulsado a miles de otros «sanadores internos», perpetuando estas enseñanzas a millones de personas. Las ventas de los libros del pasado y del presente testifican sobre la popularidad de este movimiento.

Errores del Movimiento

Existe una sanidad y transformación real, genuina y bíblica del hombre interior. Pero si bien se podría denominar la obra interna del Señor como «sanidad interior», añadamos rápidamente que de todos los seminarios, libros, grabaciones o talleres de los que somos conscientes, no conocemos uno solo que sea verdaderamente Bíblico y que no se halla empapado en las cisternas rotas de la sabiduría humana, acerca de la cual la Biblia advierte a los creyentes. No recomendaríamos ninguna de estas fuentes, ya que representan una combinación espiritual impura de conceptos Bíblicos, psicológicos e incluso sectarios.

Las enseñanzas sobre la sanidad interior a menudo suenan Bíblicas al principio. Muchas de ellas incluso exaltan excelentes principios bíblicos, pero todas las que conocemos a la larga terminan postrándose ante los altares de la psicología y las sectas. Si bien no podemos abarcar todo el abanico de los errores doctrinales y las herejías de la sanidad interior, disertaremos sobre algunos de los serios errores que son comunes en ella.

Los serios errores implican cinco conceptos sicológicos, uno de las cuales surge directamente de lo oculto. John y Paula Sandford describen y resumen lo que Agnes Sanford procuraba hacer. Dicen:

Ella vio que los pecados antiguos [pasados], no perdonados y olvidados [memoria], enterrados en el corazón [inconsciente] podían manifestarse por medio de comportamientos no deseados, que podrían mudar [emoción e imaginería] si dichos pecados fueran perdonados y el corazón fuera purificado.

Dos de estos componentes cruciales a menudo usados en la psicoterapia y en la sanidad interior son el inconsciente y el pasado. Estos dos elementos se encuentran a lo largo de las enseñanzas de los sanadores internos. Disertaremos en primer lugar sobre el uso que le dan a estos dos conceptos psicológicos y luego lidiaremos con su peligroso y no bíblico uso de la memoria, las emociones y la imaginería. Estos cinco conceptos psicológicos potencialmente peligrosos, son usados por aquellos involucrados en la sanidad interior. Los creyentes deben mantener la guardia en alto con respecto a estas cinco actividades, dondequiera se utilicen. Si bien este artículo se enfoca en la sanidad interior, los creyentes verán estos elementos psicológicos en muchas otras temáticas también.

El Inconsciente

Antes que Freud popularizara el inconsciente, vivíamos en una era de consciencia. La historia del hombre hasta el siglo diecinueve estaba dirigida por el pensamiento y la acción consciente.2 Ahora estamos en la era del inconsciente.

Cuando los sanadores internos usan la palabra inconsciente (y sus equivalentes), la usan en el sentido freudiano, que es un estado mental específico. El significado común para la palabra inconsciente es bien diferente del inconsciente freudiano. El inconsciente, como término general antes que Freud lo popularizara, e incluso hoy día, se refiere a pensamientos, recuerdos, sentimientos, etc., de los cuales no somos conscientes en el presente. Sin embargo, el inconsciente freudiano es aquel en el que estos pensamientos, recuerdos, sentimientos, etc., determinan el comportamiento del individuo. Con este tipo de inconsciente, uno no hace lo que hace, ni piensa lo que piensa debido a una elección consciente; uno es controlado por su inconsciente.

Freud usaba la figura de un iceberg como modelo del inconsciente. Según Freud, todo el iceberg representa la mente, y sólo la punta está completamente al alcance de la persona. Esto incluye toda la información y los recuerdos que no están al alcance a través de la memoria, así como también representa los pensamientos y la actividad mental. La enorme masa bajo la superficie no sólo representa todo lo que está al presente fuera de nuestra consciencia; supuestamente contiene todos los motivos, y determina el comportamiento más allá de la consciencia volitiva. Los psicólogos Hilgard, Atkinson, y Atkinson dicen lo siguiente en su obra sobre la psicología:

Freud comparaba la mente humana con un iceberg: la pequeña parte que está encima de la superficie representa la experiencia consciente, mientras que la masa mucho mayor que está por debajo de la superficie representa el inconsciente – un depósito de impulsos, pasiones, y recuerdos inaccesibles que afectan nuestros pensamientos y comportamiento.3

Agnes Sanford escribió:

Pero esto sé: que mi parte invisible, ya sea que esté sumergida debajo de las profundidades de mi yo consciente o que esté por encima del mismo, ya sea que descienda al infierno o ascienda al cielo, también soy yo mismo. Y si he de ser una persona completa, esta área de emanación o interpenetración también debe ser curada. Denomino a esta parte mía el alma, o la «psiquis». Puede que en cambio le diga «el inconsciente» o «el subconsciente», o «la mente profunda» o el «espíritu».4

Los sanadores internos usan la teoría freudiana pero sin usar su nombre. Todos los sanadores internos con los que estamos familiarizados, o usan el «inconsciente» freudiano o algún equivalente, dejando a un lado los términos freudianos para la mente, tales como el id, yo, y super-yo. Los términos favoritos que usan los sanadores internos al referirse al inconsciente freudiano son subconsciente, corazón, corazón interior, y el niño interior, o alguna variación de los mismos, según el psiquiatra W. Hugh Missildine y su libro The Inner Child of the Past (El Niño Interior del Pasado).

¿Bases bíblicas para el inconsciente?

En realidad no hay bases bíblicas para el uso del inconsciente. Freud declaró que el inconsciente es un lugar donde todo tipo de impulsos poderosos y motivaciones misteriosas hacen que la gente haga lo que hace. Las implicaciones de un núcleo tal de urgencias que hace que la gente haga todo tipo de cosas, va totalmente en contra del hecho que Dios responsabiliza al individuo por sus acciones. Si las personas buscan razones inconscientes para su comportamiento, entonces podrán excusar todo tipo de acción. Pero la idea de un inconsciente como región escondida en la mente, con necesidades poderosas y capacidad de motivar no es respaldada por la Biblia ni por la ciencia.

Somos seres tremendamente complejos, pero las explicaciones psicológicas sobre las obras internas del alma son mera especulación. La única fuente precisa de información sobre el corazón, el alma, la mente, la voluntad y las emociones es la Biblia. La Biblia no sólo es precisa; el Señor mismo conoce y entiende exactamente lo que yace escondido debajo de la superficie de cada persona. Él sabe y Él trae limpieza a aquellas partes internas que nosotros posiblemente nunca entendamos. David oró: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno» (Salmo 139:23-24).

El enseñar el concepto freudiano sobre el inconsciente es contrario a la Escritura. En vez de descansar en la Palabra de Dios y en que el Espíritu Santo mora en el creyente, para que éste examine el corazón, las víctimas de la sanidad interior aprenden a hurgar en algún tipo de inconsciente freudiano y permanecen enfocados en el yo.

Si usted investiga las ayudas bíblicas habituales con respecto a las palabras y sus significados, no encontrará alguna que equipare el corazón o cualquier otra palabra bíblica con el inconsciente de Freud. Este es uno de los muchos errores teológicos en las enseñanzas de aquellos que intentan integrar la psicología con el cristianismo. La Biblia se enfoca en la mente consciente, no en el inconsciente. Vemos esto a lo largo de toda la Biblia. La Biblia no es determinista en el sentido del inconsciente de Freud. El comportamiento consciente y volitivo son características de la Escritura. Por ejemplo, obedecer el Gran Mandamiento es una elección consciente. El Espíritu de Dios mora en nuestros corazones por la fe, y transforma al hombre interno, pero este concepto no es equivalente a un supuesto inconsciente. Dios obra en nosotros a través de una cooperación voluntaria de nuestra parte. Cuando le asignamos la motivación y la acción a la mente inconsciente, dejamos a un lado la responsabilidad.

¿Bases científicas para el inconsciente?

No hay evidencia científica para la idea freudiana del inconsciente. E. M. Thornton, en su libro, The Freudian Fallacy (La Falacia Freudiana), dice:

Este libro contiene la declaración herética que el postulado central [de Freud], la «mente inconsciente», no existe, que sus teorías no tenían base alguna y eran aberrantes, y, como impiedad superlativa, que Freud mismo, cuando las formula, estaba bajo la influencia de una droga tóxica [cocaína] con efectos especiales sobre el cerebro.5
El profesor de la Universidad de California, Richard Ofshe, junto al periodista independiente Ethan Watter, escribieron un libro titulado Therapy’s Delusions (Los Engaños de la Terapia). El subtítulo que revela el contenido del libro es The Myth of the Unconscious and the Exploitation of Today’s Walking Worried (El Mito del Inconsciente y la Explotación de los que Hoy Día Caminan Preocupados). Al discutir «The fallacy of the Freudian Unconscious (La falacia del Inconsciente Freudiano)» dicen:

Si bien es evidente que todos nos involucramos en procesos mentales no conscientes, la idea de un inconsciente dinámico propone una poderosa mente sombría que, inadvertida para el individuo, influye deliberadamente hasta el más mínimo pensamiento y comportamiento. No existe evidencia científica sobre este inconsciente deliberado, ni tampoco hay evidencia que los psicoterapeutas tengan métodos especiales para sacar a la luz nuestros procesos mentales inconscientes. Sin embargo, la proclamación de los terapeutas, que pueden exponer y reformar la mente inconsciente, continúa siendo la promesa seductora de muchos de ellos.6
El pasado

Así como existe una enorme diferencia entre el uso común del término inconsciente y el uso freudiano (de un inconsciente determinado), también la hay con el uso del pasado en nuestra sanidad interior. Para los sanadores interiores, el pasado no consiste meramente en nuestras experiencias previas de vida, sino que son las experiencias anteriores que causan, determinan, o controlan el comportamiento del individuo. Freud postuló que un recién nacido pasaría por diversas «etapas psicosexuales de desarrollo». Él las denominó como la etapa oral (0-18 meses), anal (18-36 meses), fálica (3-5 años), y genital (a través de la pubertad). Freud creía que los primeros cinco años de vida y la forma en la que una persona atravesaba esta etapa determinaba la vida de la misma. Superando a Freud, los Sandfords van más lejos y llegan incluso al período prenatal, como veremos brevemente.

¿Bases bíblicas para el uso del pasado?

No existen bases bíblicas para el uso del pasado (determinantes pasados del comportamiento). La Biblia incluye las obras pasadas de Dios en la historia, debido a que debemos recordar las obras de Dios tanto individualmente como corporativamente. Pero en lo que respecta al caminar de fe, la cruz se ocupó de nuestro pasado. El caminar del creyente debe ser según la nueva vida, y por lo tanto se orienta hacia el presente y futuro. En Filipenses 3, Pablo expone su trasfondo religioso y personal, en el cual se había apoyado para obtener su justicia ante Dios. Pero cuando fue confrontado por Jesús, vio su propia pecaminosidad. No sólo que había perseguido a la iglesia, sino que él era un pecador hasta la médula. Él sabía que no podía justificarse al regresar a su pasado. Por lo tanto declaró: «…una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Fil 3:13-14). Esto no significa una incapacidad de recordar el pasado; significa que el pasado ahora tiene un significado diferente. Bíblicamente hablando, procurar reparar el pasado es puramente una actividad carnal, y si nos embarcamos en la misma sólo lograremos estar en guerra con el espíritu.

Ninguna persona precisa caer presa de los patrones negativos de comportamiento establecidos en su pasado, ya que la Biblia ofrece un nuevo camino de vida. Debemos despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo. Jesús le dijo a Nicodemo, «Te es necesario nacer de nuevo», y dijo en otro lugar que el vino nuevo no puede colocarse en odres viejos. Jesús ofrece vida nueva y un nuevo comienzo. Aquel que nace de nuevo tiene la capacidad espiritual de vencer las sendas antiguas y desarrollar otras nuevas por medio de la acción del Espíritu Santo, el fruto del Espíritu, y la santificación del creyente. Uno se pregunta por qué tantos han abandonado la esperanza del cristianismo por la desesperanza del determinismo del pasado.

¿Bases científicas para el uso del pasado?

No hay validez predictiva en cuanto a la relación entre las circunstancias anteriores de vida y la vida actual. Si quiere hacer la prueba, examine 100, 200 o 500 niños preescolares o en cualquier momento de su niñez. Hágales todas las pruebas que quiera y luego prediga qué harán esos niños cuando sean adultos. Incluso Freud sabía que eso no servía. Él podía «postdecir» (mirar hacia atrás y conectar el pasado del individuo con la vida presente como adulto), pero nunca predecir (mirar hacia adelante a partir del presente de un niño para decir cómo sería su vida futura como adulto). Dado un adulto con un problema, un freudiano entrevistará dicha persona y le dirá cómo su niñez determinó su vida presente. Es obvio que no hay ciencia en esto, tan sólo hay que saber suponer bien.

Orville Brim, Jr., de la Fundación para el Desarrollo del Niño en Nueva York, estudió esta cuestión. «La mayor parte de la carrera, Brim se dedicó a investigar el curso del desarrollo infantil y su relación con la personalidad adulta; recientemente se ha convencido que ‘lejos de haber sido programado permanentemente a la edad de 5 años, el ser humano es prácticamente reprogramable durante toda su vida’». Brim dice: «Cientos y cientos de estudios hoy día documentan el hecho que la personalidad cambia en la adultez».7

Jerome Kagen, de Harvard, y el co-investigador Howard Moss dicen «pudimos encontrar poca relación entre las cualidades psicológicas durante los primeros tres años de vida (temor, irritabilidad, o actividad) y cualquier aspecto del comportamiento en la adultez».8

Victor y Mildred Goertzel investigaron esta falacia sobre los determinantes de comportamiento en la niñez. En su libro Cradles of Eminence (Cunas de Eminencias), reportan sobre el ambiente inicial de más de cuatrocientos hombres y mujeres eminentes del siglo veinte, los cuales experimentaron una amplia variedad de pruebas y tribulaciones durante su niñez.9 Es sorprendente e incluso impactante descubrir las carencias del entorno que fueron superadas por individuos que deberían haber fracasado psicológicamente determinados, según las fórmulas freudianas. Pero en lugar de ser dañados por la desgracia en sus circunstancias iniciales, llegaron a ser sobresalientes en muchos campos diferentes y contribuyeron enormemente a la humanidad. Lo que podían haber sido maldiciones del entorno, parecieron ser, por el contrario, catalizadores para impulsar el genio y la creatividad. Este estudio no es un argumento a favor de una educación deficiente; es un argumento en contra del determinismo psíquico.

Sanidad de los Primeros Años e Intrauterina: Una dimensión más de los practicantes de la sanidad interior es la de creer que se puede implementar una sanidad sobre acontecimientos en los primeros meses de vida e incluso intrauterina. El sanador interno anima al individuo a imaginarse situaciones de sus primeros días e incluso situaciones dentro del útero. Luego debe imaginar a Jesús en dicha situación, ministrándole.
John y Paul Sandford dicen:

Por revelación del Espíritu Santo, hemos sido guiados a orar por miles de traumas intrauterinos, tratando los mismos como hechos. Resultados fantásticos en la sanidad mental, emocional y psíquica, así como un comportamiento transpersonal, testifican sobre la realidad de dichos traumas intrauterinos.10

Todo esto se contradice con el hecho científico y bien conocido que la memoria tiene que ver con el desarrollo del hipocampo del cerebro, el cual es fundamental para la formación de la memoria, y por lo tanto, tales recuerdos no existen en el cerebro.

Los Sandfords dicen además:

Bajo la unción del Espíritu Santo hemos descubierto que la ciencia confirma que un bebé dentro del vientre ya sabe, experimenta, gusta y siente todo lo que sucede a su alrededor. Sabe si se lo quiere. Sabe qué sucede en la familia. Sabe si existen rencillas y peleas. Escucha todo lo que sucede en la familia, y dentro del vientre ya reacciona en su espíritu, y puede tomar decisiones pecaminosas dentro de su espíritu antes siquiera de salir del vientre, habiendo optado por conductas rebeldes y dañinas antes siquiera de nacer.11

Los Sandfords sostienen que si un niño es concebido fuera del vínculo matrimonial, ya lo sabe en el vientre. Si la madre anhelaba tener un niño y se trata de una niña, el bebé lo sabe. ¿Y cómo saben todas estas cosas? Según los Sandfords, el Espíritu Santo se los dijo, y sus experiencias lo confirmaron. En su intento de demostrar bíblicamente sus audaces declaraciones, los Sandfords citan Lucas 1:41, «Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo».

El uso de versículos bíblicos fuera de contexto para sostener lo que enseñan es algo típico de cómo los Sandfords tergiversan la Escritura para justificar sus tácticas de sanidad interior. Note que «la criatura [Juan el Bautista] saltó en su [Elisabet] vientre» y que «Elisabet fue llena del Espíritu Santo». Este fue un acto sobrenatural de Dios, el cual involucró a dos personas, el «bebé» (Juan el Bautista) y Elisabet en respuesta a la obra sobrenatural del Espíritu Santo. Un hecho específico tal de parte de Dios no puede usarse para demostrar algo genérico con respecto a la habilidad de cualquier otro niño no nato aún de conocer y experimentar lo que los Sandfords proclaman. Es tan antibíblico como decir que todas las madres embarazadas están «llenas del Espíritu Santo» en la manera y con el propósito que lo estaba Elisabet.

Lucas 1:41 confirma en forma magistral la presencia del Mesías en el vientre de María, y las palabras de Elisabet en Lucas 1:42-44, bajo la unción del Espíritu Santo, confirman esa gloriosa verdad. Lucas 1:41 también predice el rol único de Juan el Bautista, como predecesor de Jesús. Las palabras «la criatura saltó en su vientre» en el versículo 41, están precedidas por mucha información sobre la concepción de ambos niños. En referencia al niño Juan el Bautista, Lucas 1:15 dice: «porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre». Este es un evento prenatal único, el cual no se encuentra en ningún otro lugar de la Escritura. Además, ni Lucas 1 ni toda la Biblia dice alguna cosa a la cual se puedan referir los Sandfords que sustente sus declaraciones falaces que los bebés en el vientre tienen el conocimiento y entendimiento que ellos asumen.

Reducir su rol como heraldo del Mesías, a una ocurrencia común y corriente debida a la habilidad natural que tienen todos los niños en el vientre, es socavar la Escritura y hacerla que diga lo que no dice. Ciertamente, que sepamos, nadie en la historia de la iglesia le ha dado tal aplicación ofensiva al versículo 41. Los sanadores interiores se especializan en la eiségesis, que es interpretar la Escritura con las ideas propias, en vez de explicar lo que la Biblia en realidad dice.

Resumen

Por lo tanto, no estamos determinados por nuestro inconsciente y no estamos determinados por nuestro pasado. Sin embargo, estos dos ingredientes son esenciales para el sanador interior, y son fundamentales para la sanidad interior. Estas ideas forman la base teórica de lo que los sanadores interiores y muchos consejeros hacen. Estas nociones erróneas surgidas de la olla de la psicología son enseñadas y creídas por muchos creyentes a medida que intentan resolver los problemas de la vida. Estos dos conceptos mentales (el inconsciente y el pasado) van en detrimento de las claras enseñanzas de la Escritura. Desplazan la Palabra de Dios como la autoridad final en áreas de la vida y la piedad. ¡Creyente, esté atento! Tenga cuidado y evite dichas enseñanzas y prácticas heréticas, especialmente cuando se usan con la Biblia, como en el Ministerio de Oración Teofóstico, y otros ministerios de sanidad interior.

En la segunda y tercera parte disertaremos sobre tres ingredientes más de muchas psicologías que también son usadas en el movimiento de sanidad interior. Ellas son el uso de la memoria, las emociones, y la imaginería. Si bien el inconsciente y el pasado son los ingredientes esenciales de muchas psicoherejías, la memoria, las emociones y la imaginería son los peligros conjuntos agregados para la sanidad interior.

Bibliografía:

1 John y Paula Sandford.
2 Henri F. Ellenberger. The Discovery of the Unconscious: The History and Evolution of Dynamic Psychiatry. New York: Basic Books, Inc., Publishers,
3 Ernest R. Hilgard, Rita L. Atkinson, Richard C. Atkinson. Introduction to Psychology, 7th Edition. New York: Harcourt, Brace, Jovanovich, Inc., 1979, p. 389.
4 Agnes Sanford. The Healing Gifts of the Spirit. New York: Trumpet Books, 1966, p. 10.
5 E. M. Thornton. The Freudian Fallacy. Garden City, NY: The Dial Press/Doubleday & Company, Inc., 1984, p. ix.
6 Ethan Watters y Richard Ofshe. Therapy’s Delusions. New York: Scribner, 1999, pp. 38,39.
7 Carol Tavris, «Freedom to Change,» Prime Time, October 1980, p. 31.
8 Ídem., p. 32.
9 Victor y Mildred Goertzel. Cradles of Eminence. Boston: Little, Brown and Company, 1962.
10 John y Paula Sandford. Restoring the Christian Family. Plainfield, NJ: Logos International, p. 15.
11 John y Paula Sandford, «Healing the Prenatal Spirit,» sound recording.

 

Exposición por el Pastor del Ministerio Luz del Mesías, Luis Fernando Graciano

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